Sebastián Sottorff
Nacional
El Mercurio
A nivel metropolitano, el servicio de emergencia cuenta con solo 36 vehículos para atender las urgencias de más de seis millones de usuarios.
"Hace unos seis meses la planta telefónica simplemente se cayó. Fue un domingo y nos pareció raro que pasara tanto rato sin entrar llamadas. Un doctor marcó el 131 con su propio celular y nada, el teléfono sonaba completamente ocupado". Eso relata una funcionaria del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU) acerca de una falla que este año paralizó peligrosamente la entidad. Pero no era la primera vez.
"Tuvo que pasar eso para que vinieran a arreglarlo", agrega la mujer, que opta por el anonimato. Es casi mediodía y el reducido espacio donde se emplaza el Centro Regulador Metropolitano, en el octavo piso de la Posta Central, luce abarrotado. Las manchas de humedad abundan en el techo, así como la presencia de un mobiliario viejo y desgastado. Y mientras los teléfonos no paran de sonar, el sol se cuela por las persianas rotas.
Se supone que este espacio del recinto fue declarado como inhabitable después del terremoto del año 2010, y pese a las promesas de ser trasladados, los funcionarios permanecen todavía aquí. Son cerca de once personas por turno, algunos de 24 horas, que cuentan con solo dos baños que no tienen ducha. Acá tampoco hay lugares para cocinar o comer.
Contra el tiempo
"Femenino, 67 años, caída desde dos metros de altura, Puente Alto". Eso le dice uno de los operadores al médico de turno, mientras él revisa la disponibilidad de ambulancias para acudir a la emergencia.
En este caso, se deriva un móvil, pero en varios otros más los telefonistas no pueden más que cortar la comunicación con una frase difícil de pronunciar: "debe llevarlo al recinto asistencial más cercano".
Esos son los vaivenes de este organismo, que hoy atiende las emergencias de más de seis millones de personas de toda la región, solo con 36 ambulancias operativas: 18 móviles básicos o "M1", en el que trabajan paramédicos, 16 móviles avanzados o "M2" tripulados por enfermeros, kinesiólogos o reanimadores y solo un "M3", comandado por un médico. El único que existe en todo el país.
Además de los inconvenientes mecánicos que frecuentemente tienen los vehículos, se suma que las ambulancias del SAMU deben realizar también traslados de pacientes y, por ende, prescindir de ciertos móviles si es que ocurre un accidente.
De hecho, todos los días algunas ambulancias circulan extensos recorridos a través de toda la región transportando personas y no acudiendo a las emergencias.
"Hoy (jueves) tenemos una ambulancia parada en el Hospital San José porque no sacaron al paciente de la camilla. Ellos no tienen más camillas y nosotros no podemos irnos sin la nuestra. Así que en este momento hay unos dos millones de personas que, de necesitarlo, no tienen una ambulancia en Santiago", agrega otro funcionario.
"Después de veinte años, es hora de que las cosas empiecen a cambiar", advierte el Dr. Cristián Rojas, presidente de la Asociación de Médicos del SAMU. El profesional lleva más de quince años ligado a las urgencias y tiene un duro diagnóstico acerca del desalentador presente del servicio.
Al respecto, Francisca Toro, jefe de la división de inversiones del Minsal, explica que a fines de este año el Centro Regulador Metropolitano debería salir de la Posta Central para ser reubicado en el Hospital Metropolitano. En relación al catastro de ambulancias, Toro reconoce la necesidad de renovar y sumar más vehículos, por lo que el plan de adquisición que presentó el Gobierno el año pasado sigue avanzando: hacia 2016 se pretende contar con 143 ambulancias nuevas.
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